¡Hola!
Hoy es el último domingo de junio. Y no sé ustedes, pero yo siento un pequeño temblor interno que aparece cuando veo el calendario y me doy cuenta de que ya pasó medio año.
Las vacaciones se asoman en la agenda —para algunos, con ilusión; para otros, con angustia o agotamiento— y aparece la pregunta incómoda:
¿Hice lo que me había propuesto este año?
Este boletín no trae más que tres reflexiones realistas (pero suaves y sabrosas) para acompañarlos si están revisando metas, deseando descansar, o sintiéndose medio al dente emocionalmente.
Metas
Hacer balance a mitad de año puede fastidiar un poco. Porque a veces el camino no fue como lo planeamos. Y sin embargo, aquí estamos.
Quizás no lograron lo que esperaban, pero… ¿sostuvieron algo? ¿Acompañaron a alguien? ¿Sobrevivieron a días difíciles?
Las metas visibles importan. Pero las invisibles también: la resiliencia, la ternura, el seguir intentando.
Si aún no han leído el artículo del viernes sobre comer con más atención y menos distracciones, Se lo dejo aquí. Puede ser un buen punto de partida para reconectar consigo mismos, y reflexionar sobre el saldo que arroja el medio año vivido.
Descanso. El cuerpo también merece vacaciones
Si están saliendo de la rutina laboral o de oficina, tal vez sientan menos ganas de “hacer ejercicio” como se espera. Y es comprensible. Vacaciones también es escuchar al cuerpo, no solo empujarlo.
Caminar sin rumbo, bailar con la música que les gusta, estirarse al despertar…
Ese movimiento suave también cuenta. Es propio. Los conecta.
No todo movimiento tiene que quemar calorías. Algunos solo quieren encender la alegría.
¿Y si no hay vacaciones? Cuando no se puede parar, pero se necesita descanso
A veces no hay dinero para viajar. A veces no hay vacaciones vencidas o simplemente sobran demasiadas responsabilidades. Pero eso no significa que no puedan crear micro espacios de descansos, pequeñas islas de respiro emocional. Yo comparo esos pequeños descansos con la siesta italiana. En Latinoamérica y otras culturas sería impensable parar un par de horas entre los turnos laborales, pero tomarse aunque sea 1 hora para almorzar, descansar del celular, salir a caminar o hacer alguna actividad que no requiera demasiado intelecto ayuda mucho a relajar la mente.
Quizás esta semana puedan:
Comer algo rico solos, sin distracciones.
Dormir una siesta corta el fin de semana, sin culpa.
Apagar el teléfono una hora antes de dormir.
Sentarse cinco minutos en silencio, aunque sea en el baño.
El descanso no siempre es irse. A veces es quedarse… y quedarse en paz.
Asunto único
El miércoles salió el episodio #9, Platos únicos, el que completa dos meses enteros del comienzo de la aventura llamada Al Gusto y al dente. Ha sido un trabajo en solitario, pero muy reconfortante, porque me permitió explorar terrenos desconocidos que no había pensado caminar nunca. Sin embargo, es una de las actividades más maravillosas y retadoras que he hecho en los últimos años.
Julio traerá nuevos sabores, nuevos ritmos… Y yo seguiré aquí, cocinando emociones, ideas y algún que otro audio sorpresa para que nos sigamos acompañando.
Un abrazo enorme y sabroso,
Cinzia